Responsabilidad Social: posibles vías de colaboración entre empresas y ONG para mejorar la sociedad

La Responsabilidad Social Corporativa (RSC) se ha convertido en los últimos tiempos en un objetivo para cada vez más empresas. Siempre es posible proyectar una mejoría en el entorno en el que la empresa opera, que es el fin de la RSC.

A continuación, te contamos las claves de colaboración a la hora de establecer relaciones fructíferas entre las empresas y las ONG. Presta atención.

Aparte de por convicción, las firmas llevan a cabo acciones de RSC para incrementar su reputación. Se trata, en cierto modo, de revertir en la sociedad una parte de los beneficios que se están logrando. En parcelas tan relevantes como el medio ambiente, género, igualdad, inclusión social o cooperación al desarrollo.

Sin embargo, se están haciendo notorios algunos cambios en la manera en la que tanto las empresas como las organizaciones del sector no lucrativo tienen de entender su cooperación.

«La principal diferencia respecto a las anteriores relaciones entre sector privado y solidario consiste en que cada vez se están contemplando menos desde el«buenismo» o el asistencialismo.»

 

La principal diferencia respecto a las anteriores relaciones entre sector privado y solidario consiste en que cada vez se están contemplando menos desde el«buenismo» o el asistencialismo. No se trata de aportar fondos y desvincularse de la donación. Se ha instalado una visión crítica que resulta mucho más exigente y provechosa.

En este sentido, las empresas han de optar por financiar proyectos que aporten valor real a su marca. Empezando por su plantilla, que ha de sensibilizarse con los fines a los que se contribuye. En consecuencia, es importante que la cooperación se lleve a cabo con asociaciones cercanas. Su acción social mitigará localmente algunas desigualdades que genera el proceso de globalización.

Asimismo, las firmas han de tratar de colaborar con asociaciones que formen parte de su sector. De esta forma, se producirá una relación más fructífera entre ambas. No hay que tener miedo a dar una negativa a la participación en un proyecto. Tanto por parte de las empresas como por la de las organizaciones del Tercer Sector.

Por otro lado, las empresas requieren medir el impacto social de los proyectos que ayudan a financiar. Las organizaciones no lucrativas, por lo tanto, tienen que adaptarse a ciertos parámetros de rendición de cuentas propios del sector privado. De este modo, se produce una mayor implicación de los partners y se gana tanto en transparencia como en retos sociales conseguidos.

En definitiva, la Responsabilidad Social Corporativa ha entrado en una nueva era, caracterizada por una optimización de los recursos compartidos entre empresas y organizaciones sin ánimo de lucro.

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