Entrevista a José María Ortiz, Educador de medidas judiciales de ADSAM
Me llamo José María Ortiz y trabajo en ADSAM desde 2003. He ocupado diferentes funciones en la entidad, desde monitor de malabares (sí, de malabares) hasta mi actual puesto de educador de medidas judiciales. También he sido educador de calle en Palmeras, educador en uno de nuestros centros de protección y en el programa de absentismo.
¿Qué nos dirías de tu experiencia en Córdoba Social Lab a nivel personal y para tu organización?
Mi asistencia a CSL fue a petición de mi compañero José María Gamero que deseaba una segunda persona que pudiera ampliar su propio punto de vista sobre los temas que se estaban tratando en las primeras reuniones. Para ambos lo que primero supuso CSL fue un montón de nuevos temas de conversación que en algún momento habían surgido tangencialmente y que ahora comenzaban a tomar cuerpo y estructura. Estos temas tampoco eran completamente desconocidos en la entidad, que siempre ha tratado de fomentar la innovación, pero en muchos casos no suponían un foco de nuestra agenda. José y yo hemos procurado transmitir este debate al resto de la entidad y en cierta medida ha iniciado distintas conversaciones que sin CSL probablemente no habrían tenido lugar: Evaluación de impacto, mejoras en la comunicación de la entidad, relación con la empresa privada… Creo que estos asuntos han cobrado un mayor protagonismo en ADSAM desde hace tres años hasta ahora.
¿Nos contarías alguna experiencia que haya resultado disruptiva para ti o para tu organización a partir de las vivencias en CSL?
Posiblemente la experiencia que más presencia ha tomado a raíz de la participación de ADSAM en CSL esté comenzando ahora. Después de las sesiones sobre evaluación de impacto en el grupo motor intentamos aplicar la metodología en uno de los programas de la entidad. Tardamos poco en darnos cuenta que nos faltaban muchas habilidades y conocimientos. Contactamos con la Universidad Loyola de Andalucía y la Fundación Cajasur para conseguir una actividad formativa para los trabajadores de la entidad. Esta formación se llevó a cabo y se complementó con la realización de una evaluación de impacto “piloto” que se realizó sobre el proyecto de la peluquería de Palmeras junto a otros proyectos apoyados por la Fundación Cajasur. El documento de esta evaluación está a punto de ver la luz y nuestra intención es que marque una tendencia en el resto de nuestros programas.
¿Qué importancia ha tenido para ti la metodología y el proceso que seguimos en CSL para el propio desarrollo? ¿Crees que esta forma de trabajar nos beneficia como grupo y como propuesta?
CSL tiene unos objetivos muy ambiciosos en varios sentidos. Contribuir a la innovación de tantas entidades con orígenes, finalidades y estructuras tan diversas es un reto que exige la necesidad de una dinámica de trabajo que requiere sobre nuestros pasos con frecuencia. Hemos observado que durante los últimos meses el grupo motor ha perfeccionado sensiblemente sus mecánicas y empieza a mostrar resultados más palpables y concretos. Entiendo el riesgo que entraña el exigir mucho más trabajo a una persona que aterrice mañana en el grupo motor, pero desde mi punto de vista es más deseable la velocidad de crucero que se ha alcanzado en las etapas más recientes.
Tú formas parte del Grupo de Trabajo ong-empresa, ¿cuáles son tus expectativas para este curso en relación a la relación ong-empresa?
Los objetivos marcados en el Plan Estratégico reflejan mis expectativas personales hacia el trabajo que vamos a realizar con bastante precisión. Espero que mi entidad aproveche lo máximo posible los espacios de oportunidad que pueden llegar a crearse.
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