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El mecenazgo social, clave para el avance de las entidades sin ánimo de lucro

El mecenazgo social es un concepto novedoso. Se trata de un modelo de mecenazgo que destaca por motivar a empresas y a particulares con ventajas en el marco fiscal por su apoyo económico a ONG relacionadas con los servicios sociales, la igualdad de género y la cooperación al desarrollo.

En España, este modelo ha sido desarrollado por entidades como el Consejo de Bienestar Social de Navarra. El impacto social de esta iniciativa es clave para cohesionar el tejido ciudadano y empresarial en la configuración de retos sociales que se concreten en objetivos desarrollados para mejorar la vida de la población a través de las donaciones.

En este sentido, el abanico de posibilidades que se abre para las organizaciones sociales implica superar un desafío que, para estas entidades, se perpetúa a través del tiempo como una barrera difícil de sortear y que es la base para que sus estructuras adquieran una robustez en la comunidad definitiva.

Se trata, naturalmente, de conseguir una implicación por parte del sector empresarial y la ciudadanía, que, gracias al mecenazgo social, adquieren un grado de compromiso excepcionalmente sólido con las organizaciones sin ánimo de lucro y que, además, es beneficioso para todas las partes.

«El mecenazgo social se configura para las ONG como una herramienta de integración, progreso y desarrollo que, sin duda, les dan un impulso definitivo para su crecimiento.»

 

La interacción entre todos estos actores sociales genera una estabilidad en el seno de la entidades sin ánimo de lucro que es capaz de superar desafíos más allá de sus rutinas productivas y que crean beneficios sociales intangibles de un valor incalculable para los colectivos con los que trabajan y para el conjunto social.

Pensemos, por ejemplo, en lo que implica superar barreras de género en una coyuntura especialmente vulnerable y en un marco social que clama una solución a esta situación tan complicada. Por tanto, las donaciones para una ONG superan con creces el montante económico que reciben aunque, no obstante, son su principal motor para impulsar su actividad.

Sin embargo, se hace necesario precisar que una entidad social trata de asumir, desde principio a fin, objetivos de largo alcance social que transformen la vida de las personas y, a su vez, la vida de otros colectivos relacionados; y, en definitiva, toda la estructura que está implicada en el conjunto de la sociedad.

Estas entidades, además, conscientes de los beneficios fiscales que las donaciones reportarán a las empresas y a los particulares, asumen un rol que antes les estaba vetado por quedar fuera de este modelo en el ámbito socioeconómico.

Así, el mecenazgo social se configura para las ONG como una herramienta de integración, progreso y desarrollo que implementa múltiples funciones en sus estructuras y en sus proyectos que, sin duda, son un impulso definitivo para su crecimiento en una atmósfera social en la que las organizaciones sin ánimo de lucro se configuran con un elemento clave para que las sociedades adquieran mayores cotas de libertad.