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«Más allá de los Tribunales». Entrevista a Viviana Waisman, Presidenta, CEO y fundadora de Women’s Link Worldwide.

Women’s Link Worldwide es una organización internacional de derechos humanos que usa el poder del derecho para promover un cambio social que favorezca los derechos de las mujeres, especialmente aquellas que enfrentan múltiples desigualdades.

Viviana es experta en derechos de las mujeres y derecho internacional de los derechos humanos. Viviana ha liderado estrategias de litigios en casos de derechos humanos ante tribunales nacionales, regionales e internacionales. Además formó parte del Tercer Grupo de Expertos de la Comisión Europea en Trata de Seres Humanos. En reconocimiento a su visión y a su emprendimiento, Viviana es Fellow de Ashoka desde diciembre de 2016.

Es licenciada en Derecho por la Facultad de Derecho de Hastings de la Universidad de California y tiene un Máster en Derecho Internacional de los Derechos Humanos de la Universidad de Oxford.

Viviana ha querido colaborar con Córdoba Social Lab, compartiendo con nosotros y nosotras su experiencia y contribución al cambio social que todos y todas queremos generar. En Women’s Link se han planteado cómo hacer frente a desafíos sociales que no estaban siendo satisfechos, planteándose un cómo diferente para generar resultados también diferentes.

 

«Nuestro lema es “Más allá de los tribunales” porque buscamos generar un cambio social y, para ello, intentamos que lo que pasa dentro de los tribunales no se quede ahí, sino que otras organizaciones y personas se involucren».

 

Hace un mes asistíamos a una gran movilización ciudadana en todo el país por la igualdad en derechos efectivos de las mujeres. Desde tu punto de vista, ¿dónde crees que ha estado el éxito de este llamamiento al paro de las mujeres?

Creo que nos hemos dado cuenta de que, aunque los contextos puedan cambiar, en todo el mundo todas las mujeres sufrimos discriminación en algún momento de nuestras vidas por el hecho de ser mujeres. Esta idea al principio puede parecer muy sencilla, pero ha sido necesario mucho tiempo de aprendizaje y muchas reivindicaciones feministas para que se extendiera.

En España cada vez más personas se dan cuenta de que la violencia y la discriminación que sufren las mujeres no son casos aislados, sino que se deben a una estructura patriarcal y machista que extiende su influencia a todos los ámbitos de nuestras vidas y de nuestra sociedad: a la cultura, a las relaciones de pareja, al ámbito laboral, a la justicia… En mi opinión, es en ese sentir colectivo donde ha radicado el éxito de este 8 de marzo.

 

Vuestra organización trabaja en la defensa jurídica de casos de mujeres. ¿Compartirías con nosotros algunos de los principales retos con los que os enfrentáis?

Son muchos los retos a los que nos enfrentamos. Uno de los más difíciles, porque es muy invisible, es el problema de los estereotipos y prejuicios que enfrentan las mujeres cuando intentan acceder a la justicia. Está muy extendida la idea de que las mujeres son unas mentirosas y unas manipuladoras y de que cuando denuncian lo hacen por rencor o para obtener algún beneficio. En los medios vemos continuamente noticias sobre tribunales que cuestionan los testimonios de las víctimas de violación o sobre mujeres asesinadas a las que no se creyó cuando denunciaron por violencia de género a sus parejas o exparejas.

Otro de los grandes retos pendientes en España es la protección de las víctimas de trata. Vemos muchas noticias sobre desarticulación de redes de trata con fines de explotación sexual, pero, ¿conocemos qué pasa después con las mujeres? Hay víctimas de trata que han terminado en un Centro de Internamiento de Extranjeros (CIE), que han sido acusadas de delitos que la red les había obligado a cometer e, incluso, que han sido deportadas. Esto es algo que nunca debería pasar. Ante todo, las víctimas de trata deben ser identificadas y protegidas. Sin embargo, sabemos que a veces no se hace y las autoridades prefieren priorizar el control migratorio sobre la protección de sus derechos.

La mayoría de los retos a los que nos enfrentamos se podrían resolver si se formara a los jueces y juezas y demás operadores judiciales en temáticas de género, pero no se está haciendo.

 

Además del trabajo en el ámbito de la justicia formal, en los tribunales, hacéis un trabajo estratégico con la ciudadanía y otros actores clave. ¿En qué consiste esta actuación? ¿En qué medida contribuye esta estrategia a la transformación social que queréis promover? ¿Quiénes son los actores clave a movilizar para alcanzarla?

En Women’s Link defendemos los derechos de las mujeres y las niñas, especialmente de aquellas que enfrentan múltiples desigualdades. Para ello, presentamos casos de vulneraciones de derechos de mujeres y niñas en tribunales nacionales e internacionales y, además, realizamos acciones de comunicación y estratégicas.

Nuestro lema es “Más allá de los tribunales” porque buscamos generar un cambio social y, para ello, intentamos que lo que pasa dentro de los tribunales no se quede ahí, sino que otras organizaciones y personas se involucren. De esta manera, independientemente de que los casos se ganen o no en los tribunales, conseguimos mover los temas e ir generando una conciencia colectiva, que será la que al final nos permita generar ese cambio hacia una sociedad más justa.

 

Puedes seguirla en Twitter: @VivianaWaisman y @womenslink

«Empresa Social-Cambio Social», por Jon Mancisidor

Empresa social. Economía social. Términos aparentemente contradictorios que van ocupando, juntos, su espacio en las políticas públicas europeas, Canadá, Latino América, Corea….Una de las lecciones aprendidas de la última crisis es que la economía social está resistiendo mejor su impacto, en términos de supervivencia , en términos de empleo.

¿Cómo se explica esto en una situación de máxima fragilidad en muchas empresas y sectores de la economía, con unos efectos tan negativos en las personas?

La empresa social lleva incorporada a su misión la atención y cobertura de necesidades sociales concretas. Los casos de Acopinb, Libertiendas de Prolibertas y Yosiquesé de Prode son casos paradigmáticos: personas con diversidades funcionales o en riesgo de exclusión. De alguna de ellas tuve la suerte de vivir sus primeros pasos en el Córdoba Social Lab. Hay otras que seguirán llegando: familias monoparentales, mujeres víctimas de violencia de género, enfermedad mental, paro de larga duración etc. etc. No pueden dejar de hacerlo, no pueden desfallecer , no pueden rendirse, han asumido voluntariamente ese compromiso con sus colectivos y no van a fallar.

Para ello se dotan de las herramientas de gestión propias de las empresas: planes estratégicos, cuadros de mandos, relaciones laborales, planes de tesorería, recurso a medios de financiación, orientación a  resultados. El resultado es importante. No hay actividad económica que se sostenga en el tiempo sin resultados económicos positivos recurrentes. No cumplirían su misión si no ganasen dinero, si los ingresos no fuesen superiores a los gastos.

Lo diferencial, lo peculiar de estas empresas sociales es que el beneficio no se distribuye entre ningún accionista, se destina a reforzar los recursos propios y poder seguir  así atendiendo a las necesidades de inversión o de tesorería, a mantener su independencia económica que les sitúe en condiciones de menor vulnerabilidad financiera. No hay ánimo de lucro, lo que supone sistemas de gobernanza diferentes, más democráticos, más participativos, donde las personas implicadas tienen voz y voto en la definición de las estrategias empresariales que conducen mejor al cumplimiento de la misión. Nadie se apropia de la plusvalía de los demás y se dotan de sistemas retributivos  igualitarios acordados en los que no existen excesivas diferencias salariales, no hay bonus y sí un grado de flexibilidad que permite sortear los momentos de debilidad de mercado.

La empresa social no necesita de la caridad pública ni privada , necesita de mercado donde poder desarrollar su actividad con eficiencia y generar impacto económico y, sobre todo, social. Necesita visibilización, herramientas financieras adecuadas a su formato legal. Necesita un sistema de compra pública que comparta sus objetivos de atención a los colectivos más vulnerables de nuestra sociedad. Necesita agruparse con iguales, crear redes, compartir experiencias, formación y espacios de encuentro, reflexión y , por qué no decirlo, de contestación y reivindicación para ser agentes coordinados de cambio social. Para todo ello el Córdoba Social Lab es una herramienta imprescindible, innovadora, al servicio de las organizaciones y empresas sociales cordobesas .

Jon Mancisidor es Licenciado en Ciencias Económicas por la Universidad del país Vasco y Diplomado en Comercio Exterior por la Universidad Politécnica de Madrid. Tras sus estudios participó en un proyecto de investigación sobre agricultura vasca que tenía como objetivo medir la rentabilidad de la unidad de producción llamada «caserío» utilizando herramientas econométricas. Posteriormente fue Controller en una empresa siderúrgica vasca durante tres años y en 1978 se incorporó a BBK, donde ha permanecido 35 años hasta su jubilación.

«He tenido la oportunidad de trabajar en varias áreas, sucursales, departamento internacional, Banca de PYME y banca corporativa y, en los últimos 22 años, he estado al frente del área de relaciones externas , publicidad, branding, patrocinios, medios de comunicación, comunicación interna, obras sociales y responsabilidad social corporativa. Esta posición me ha dado la posibilidad de aplicar mi conocimiento y experiencia profesional utilizando herramientas financieras y habilidades de gestión para resolver problemas sociales como desempleo juvenil, discapacidades, exclusión, inmigración, etc. Centrado en ese objetivo, lanzamos un pequeño banco especializado en otorgar créditos a quienes no tenían acceso a él y a las empresas y organizaciones que se ocupan de ellos».  

Debido a esta actividad, fue miembro de la Federación Europea de Bancos Éticos y Alternativos (FEBEA), así como de varias fundaciones culturales y sociales, entre ellas el Museo Guggenheim Bilbao y el Museo de Bellas Artes, y otras dos fundaciones relacionadas con personas con enfermedades mentales.

«Ahora, estoy jubilado y soy miembro de otras dos fundaciones diferentes, Baltistan Fundazioa ,que trabaja en un programa de desarrollo humano sostenible en Baltistan, Pakistán, y soy Presidente de la Fundación EDE que se ocupa de proveer servicios de consultoría al tercer sector social y las instituciones públicas en el País Vasco e interviene en diferentes proyectos de inclusión social.

Ánimo y suerte».